No leo y me agüito gachote

Cuando no leo me agüito gachote.

9.6.10

Mujer moderna: esclava moderna


Si yo no soy para mí mismo, ¿quién será para mí? Si yo no soy para mí solamente, ¿quién soy yo? Y si no ahora, ¿cuándo?
Refranes del Talmud / MISNAH ABAT


Las individuas modernas mexicanas no somos autónomas aún. A lo largo de la historia de México hemos atravesado por una serie de acontecimientos que forjaron nuestra identidad y carácter; nos ‘liberamos’ de muchas cadenas que nos ataron y esclavizaron por cientos de años; luchamos por posicionarnos como lo que somos pero no se nos reconocía: personas con las mismas capacidades que aquellos del sexo masculino; incursionamos en el campo profesional, ganamos nuestro propio dinero, formamos parte de las instituciones educativas, somos políticas, en fin. Con todo y esto, ¿me atrevo a decir que aun no somos entes autónomos? Así es.

La época de la colonia nos dejó de regalo una carga cultural que a la fecha sigue vigente -aunque no con la misma fuerza-, fue el cimiento para lo que hoy es la estructura de nuestra sociedad. El rol de ambos géneros estaba muy bien definido; el hombre en su papel de líder en todos los círculos, iniciando por el familiar y pasando por el económico, político y social, es decir, el rumbo de la historia estaba total y arbitrariamente en sus manos; la mujer en cambio, se encontraba enfocada única y casi exclusivamente a cuidar de los hijos y supeditada a las decisiones del ‘hombre de la casa’. Nos encontrábamos pues, en una condición de esclavas, entendida la palabra en el sentido de que no podíamos gozar del beneficio de tomar nuestras propias decisiones, además de que, desde nuestro nacimiento –esto sucedía con la clase elite de aquella sociedad- éramos educadas para convertirnos en unas ‘buenas esposas y excelentes madres’; sabíamos cuál sería nuestro destino y no podíamos hacer nada por evitarlo aunque nuestra aspiración no fuera ser las ‘guardianas de la familia’.

Tres siglos de opresión española fueron suficientes para que el próximo cambio en México sucediera; el movimiento de Independencia surgió por la desigualdad tan marcada entre las clases sociales y la rabia de las y los mexicanos que eran esclavos de extranjeros en su propia tierra. Las piezas del juego se reacomodaron, otorgando nuevos espacios de participación para los hombres mexicanos, pero dejando en la misma situación marginal a las mujeres: procrear hijos, educarlos, inculcarles valores, llevarlos a misa, ser sumisas con sus maridos, ser recatadas y casarse vírgenes.

Cien años después llegó la revolución y con ella una gran cantidad de cambios que medio enderezaron el rumbo de nuestro lastimado y acomplejado país. Las mujeres ya nos hacíamos notar, pero fue hasta la década de los 50’s que obtuvimos un logro trascendente: nuestro reconocimiento como ciudadanas a través del derecho a votar, mismo que desencadenó en una larga serie de otorgamiento de facultades que dieron lugar a la mujer moderna mexicana de este siglo; aquella concebida como independiente y autónoma. Hasta aquí todos y especialmente todas felices y contentas, ¿no?

A pesar de los logros obtenidos en la lucha de igualdad de derechos de las mujeres, y de las posiciones de poder que ya ocupamos en todos los ámbitos –familiar, económico, político y social- nuestra verdadera autonomía aun nos tiene abandonadas; aunque cambiamos la sumisión y el recato que siguen reproduciendo las novelas de Televisa, por la actitud indómita y en muchos casos rebelde (pero con causa) de la mujer independiente, nos encontramos inmersas en una terrible lucha contra nosotras mismas, contra nuestro cuerpo cuando no está dentro de los parámetros de lo estéticamente establecido; esa lucha que nos exige cubrir todos los requisitos del codiciado estereotipo de la mujer ideal, y que busca en sus víctimas la actitud de una aparente liberación, misma que casi nunca pasa de eso, una mera apariencia: la de la mujer profesionista de la clase media. Continuamos, pues, siendo esclavas, aunque no del mismo amo. Entonces, ¿de quién? ¿Qué implica la libertad?


‘Libertad.- (…) Independencia. La distinción entre libertad e independencia es más bien vaga, los naturalistas no han encontrado especímenes vivos de ninguna de las dos’.

El diccionario del diablo / AMBROSE BIERCE

2 comentarios:

Unknown dijo...

eXCELENTE, sÒLO CONSIDERO Q EN LA PARTE DE LA REV. MEX. AMÌ EN LO PERSONAL HUBIERAS METIDO MÀS DATOS, YA Q FUÈ UNA DE LAS PRIMERAS ETAPAS EN LA HISTORIA EN MÈX. DÒNDE LAS MUJERES LUCHARON POR IDEALES POLS, SOC. Y DE IGUALDAD; PERO LAMENTABLEMENTE NO HAN SIDO LO SUFICIENTEMENTE REOCNOCIDAS POR "NUESTROS" HISTORIADORES.

Unknown dijo...

otro aspecto muy importante que tocas es sobre q si somo esclavas la mayorìa de las mujeres de los estereotipos de fèminas como lo manejan las televisoras.....
y lo afirmo : si somos.