No leo y me agüito gachote

Cuando no leo me agüito gachote.

31.8.09

¿Quién enamora a quién?

Se me va de los dedos la caricia sin causa,se me va de los dedos ... En el viento, al rodar,la caricia que vaga sin destino ni objeto,la caricia perdida, ¿quién la recogerá?
Alfonsina Storni

El cuestionamiento me había pasado desapercibido hasta el día de ayer que escuché a una mujer decirlo… ¿quién enamora a quién? Han pasado más de 24 horas desde ese momento y aun no reparo en una respuesta. Es difícil, ¿no?
Recordé aquellas ocasiones en que un hombre me ha pretendido; los detalles, las atenciones, las palabras ¿me enamoraron? La verdad, no siempre. Será que no soy muy dada a seguir las viejas costumbres del romanticismo y no me llena de emoción que un hombre me abra la puerta del carro o se levante de su silla cuando me voy a sentar. Pero ese no es el punto.

¿Quién enamora a quién? Me vuelvo a hacer esa pregunta, ¿será él quien la enamora a ella? ¿o es ella quien lo enamora a él? ¿o es una combinación? Como ya dije, no tengo una respuesta concreta, pero de lo que sí tengo certeza es de que no siempre es el hombre quien enamora a la mujer, y esto lo comento porque ya me tocó escuchar a dos que tres “machos” afirmar que ésta es una tarea exclusiva de ellos.

El hombre, la mayoría de las veces, enamora con sus detalles, con el respeto que muestra por la mujer, con su espontaneidad… realmente los hombres pueden enamorar por muchas razones, todo depende de los gustos de la mujer, e igualmente la regla aplica hacia nosotras las féminas; la cosa es pareja. Que cada género tenga sus mañas para lograr su objetivo (enamorar a otro u otra) ya es otra cosa.

Sé que hasta el momento no he respondido mi pregunta, pero no dije que lo iba a hacer, aunque puedo alcanzar a concluir que el enamoramiento –dure el tiempo que dure- es cosa de dos; un hombre no puede adjudicarse el “logro” de haber enamorado a una mujer -ni viceversa- puesto que, si a la mujer no le gusta el individuo que se le presenta, así de fácil puede decir no y se acaba el asunto, por muchas ganas que tenga aquél de convertirla en su pareja.

En este mundo tan loco que cada vez vive más rápido y con una diversidad de pensamiento más a la vista, es un acto de necedad querer seguir creyendo que el arte de enamorar solo le corresponde a una persona; esto debiera ser como el ejercicio de las conjugaciones que nos ponen en la primaria: yo enamoro, tú enamoras, él enamora, ellos enamoran, nosotros enamoramos, ¡todos enamoramos!

Pude amar esta noche con piedad infinita,pude amar al primero que acertara a llegar.Nadie llega. Están solos los floridos senderos.La caricia perdida rodará... rodará...
Alfonsina Storni