No leo y me agüito gachote

Cuando no leo me agüito gachote.

20.3.09

feminista, no hembrista

“Nunca he declarado la guerra a los hombres; no declaro la guerra a nadie, cambio la vida: soy feminista”.
Florence Thomas



Vaya que las mujeres hemos logrado muchas cosas a lo largo de la historia de la humanidad, y nuestro trabajo nos ha costado. Agradezco infinitamente a Simone de Beauvoir por aquella excelente obra en la que inició la etapa de algo que hasta la fecha existe: el feminismo.

Recién celebramos el Día Internacional de la Mujer, ¡Felicidades, mujeres de todo el mundo! Doctoras, arquitectas, ingenieras, maestras, prostitutas, amantes, meseras, limosneras, monjas, amas de casa, estudiantes, abuelas, hijas, nietas, tías, sobrinas, madres, feministas.

 Según la Real Academia de la Lengua, la palabra feminismo tiene dos definiciones, la primera, doctrina social favorable a la mujer, a quien concede capacidad y derechos reservados antes a los hombres. Segunda, movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres. Estoy totalmente de acuerdo con ambas definiciones.

De lo que me he percatado –y no estoy de acuerdo en absoluto con ello- es que, erróneamente, tanto mujeres como hombres, han confundido en definición y en práctica el feminismo con el hembrismo. Es decir, si entendemos el machismo como la: actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres, consideramos que el feminismo es: actitud de prepotencia de las mujeres respecto de los hombres. ¡Y no es así! El feminismo no tiene nada que ver con el hembrismo.

Me preocupa que se juzgue a las mujeres feministas como monstruos que odian al género masculino, como mujeres radicales que creen que todo sería mejor si el hombre desapareciera de la faz de la tierra. Me preocupa que esta palabra tan hermosa sea reducida a una humillante definición de lo que es el hembrismo. Ser hembrista, significa ser retrógrada y es una total contradicción, pues estaríamos repitiendo las mismas prácticas de un ser machista y caeríamos en un círculo vicioso del que sería muy difícil salir. Sería regresar a lo mismo.

Los hombres (y muchas mujeres) deben entender que el feminismo no busca la superioridad de la mujer, el feminismo se refiere a derechos y obligaciones, y no a simples caprichos de nosotras las féminas. Feminismo es buscar equidad en la desigualdad. No es una lucha en contra del hombre para que venza el, o la mejor; es una lucha conjunta para obtener las mismas oportunidades que en esta cultura patriarcal, solo se le dan a los hombres.

Es difícil cambiar un pensamiento, sin embargo, considero importante que hagamos conciencia de que la lucha entre los sexos no conlleva a nada bueno, hay que implementar la cultura de ganar – ganar, que aunque no le funcionó muy bien a los capitalistas, bien puede servirnos a hombres y mujeres, para que ganemos las dos partes, y así, todos felices y contentos, olvidándonos del machismo y del asqueroso hembrismo, que nada bueno aportan a una sociedad con sensibilidad y con cerebro.

Tolerancia, diálogo, igualdad de oportunidades; feminismo, sí. Discriminación, intolerancia, misoginia, sexismo; machismo, no. Odio, caprichos, abuso; hembrismo, no. Mujer, no permitas que un hombre te golpeé, pero tampoco te permitas a ti, hacer lo que hace un (una) machista, no te conviertas en aquello que juzgas. Erradiquemos el machismo, pero también el hembrismo.

“Por esto repito tantas veces que ser mujer hoy es romper con los viejos modelos esperados para nosotras, es no reconocerse en lo ya pensado para nosotras (…). Por esto soy una extraviada, soy feminista”
Florence Thomas